Accidente de trabajo en una empresa familiar

Analizamos ahora un supuesto en el que un trabajador sufre un accidente laboral en una empresa familiar. Si se trata de una Sociedad Limitada con un capital bajo y un seguro de responsabilidad civil acorde a su capital podría darse por sentado que la cifra máxima a cobrar rondará los sesenta mil euros. Imagine que, por desgracia, el accidente ha provocado una invalidez permanente y el accidentado se convierte en dependiente. ¿Quién pagará los más de cien mil euros que marca el baremo oficial para este tipo de casos?

Evidentemente los años en la empresa, el conocer a toda la familia y el saber que los propietarios tendrán que vender sus posesiones para pagarle son factores que suponen un problema moral de complicada solución. Como es lógico, dependerá del tipo de acuerdo al que quiera llegar con la empresa  y de la profesionalidad del abogado que escoja para defender sus derechos. Ahora bien, póngase en lo peor y analice lo sucedido el día de su accidente y durante su periodo de convalecencia.

Primero, si el accidente es grave la Inspección de Trabajo se personará de oficio en la empresa y analizará lo sucedido. De haberse producido el accidente por falta de medidas de seguridad, lo que se considera un “accidente evitable”, la sanción va a ser importante. Si la Seguridad Social le concede la pensión correspondiente por invalidez el caso se agrava. Es decir, es posible que conozca a esa familia desde hace años y que le de pena que tengan que venderlo todo para pagarle pero… ¿Sentirá la misma pena la Administración? Evidentemente no.

Queremos indicar que en este tipo de casos sabemos que es muy difícil que una persona termine enviando a la ruina económica a los que tanto le dieron en el pasado pero…¿Por qué faltaban esas medidas de seguridad? ¿Puedo haberse evitado este accidente? ¿Pagarán al Estado por no haber cumplido la normativa? Demasiadas respuestas afirmativas, ¿no cree?

En estas circunstancias lo mejor es informar a su abogado de todos los lazos sentimentales que le unen a esa empresa determinada y explicarle, claramente, cómo ve usted la situación. Es posible que haya soluciones como el pago de la indemnización en diversos plazos u otras medidas similares pero, opinamos, no debería dejar nunca que esos empresarios, por muy amigos que sean, salgan impunes de lo que ha sucedido.

Y no debería permitirlo no por romper una relación laboral de años sino porque hoy ha sido usted y mañana puede ser su compañero o viceversa. Es decir, si reunieron un capital para montar una empresa y facturan como tal deberían, cuando menos, comenzar por cumplir la ley y sobre todo por proteger a los que permiten que ingresen dinero cada mes en su cuenta corriente. Si no le han querido proteger ¿Por qué le da pena que tengan que afrontar el pago de una indemnización millonaria?

¿Extremista opinión? Es posible pero recuerde que usted iba a esa empresa a trabajar y que su accidente le ha podido costar la vida. Solo ha de tener siempre presente este pensamiento. Insistimos en que es posible que no haya que ir a por todas de forma inmediata pero con firmeza, y sobre todo evitando el chantaje emocional, ha de hacer valer sus derechos con todo el peso de la ley.

Lea los casos que hemos expuesto en otras secciones de esta web, estudie cómo es el procedimiento, qué le pertenece por su accidente y analice cómo puede cobrar su indemnización quizás haciendo menos daño, quizás de diversas maneras pero siempre cobrándola. Solo así conseguirá que esa empresa no piense que la seguridad es cuestión baladí, que no considere a los trabajadores como a familiares y que no olvide nunca que su trabajo, y su vida, son bienes más que importantes que tendrían que haber sido protegidos con mayor efectividad y con menos muestras de falso cariño.

Con firmeza, sin temblarle el pulso y siempre con su abogado delante podrá afrontar todo tipo de reclamaciones que terminarán, por lógica, por darle la razón. Y recuerde que en el mundo de las empresas las relaciones siempre son comerciales o, si prefiere el clásico refrán, “mucho te quiero perrito, pero pan poquito”.