El 31 de agosto de 2015 se produjo un accidente, el tercero, en Pirotecnia Zaragozana. Como resultado del mismo fallecieron seis personas y otras seis resultaron heridas. En el primer accidente de esta empresa, ocurrido en 1973, fallecieron cinco personas. En el ocurrido en 1984 solo hubo heridos. Es decir, se trataba de una empresa que tenía un triste historial de accidentes a sus espaldas y que, presuntamente, había mejorado ya las medidas de seguridad para evitar que ocurrieran accidentes similares a los que protagonizó en el pasado.
Tras el luto y las pertinentes demandas por la vía penal llegó el chasco. Al año siguiente se sugirió el sobreseimiento de la causa. Los familiares de las víctimas acusaban al juez de no haber tenido en cuenta ni informes, ni nada parecido. En la zona de trabajo se encontró cloruro de potasio, prohibido por ley. Los peritos reconocieron ante el juez que se les impidió poder emitir un informe y que solo encontraron trabas a la hora de determinar el motivo del comienzo del fuego que provocó el accidente. Se llegó a hablar de un presunto delito de obstrucción a la justicia.
Incluso la Audiencia Provincial de Zaragoza reconoció cierta “celeridad” por no juzgar el caso aunque no encontró motivos suficientes para imponerles una pena a los gestores de la empresa. Además, el baremo que se usó para pagar las indemnizaciones era el de 1995, el mismo que se desechó en 2016 por ser considerado inútil e injusto.
Curiosamente, la Inspección de Trabajo, que se actuó de oficio ante el juez, no optó por esperar a que el nuevo baremo se aplicara. Esto conllevó que los indemnizados cobrasen hasta un cincuenta por ciento menos de lo que les habría correspondido. Es más, la Inspección ha seguido investigando de forma recurrente a la empresa para intentar detectar alteraciones o ausencia de medidas de seguridad. Afortunadamente, hasta la fecha, la empresa parece haber caído en la cuenta de que la seguridad de los trabajadores es fundamental para dejar de alterar para siempre las vidas de los que aportan su esfuerzo a cambio de un sueldo.
Pero ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué la ley no sancionó a la empresa siendo, presuntamente, culpable del accidente? ¿Fue justo que el caso se olvidara tras el pago de una cantidad casi ridícula? ¿Por qué una compañía que sufres tres accidentes no invierte más en medidas de seguridad? Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas y una única verdad: el caso se archivó para siempre. Las respuestas a estas preguntas no las podemos responder tan fácilmente. Parece evidente que las empresas dedicadas a la pirotecnia son un campo abonado para los accidentes. Lo que quizás no se entienda es que los trabajadores estén expuestos de forma constante a este tipo de accidentes. De hecho, raro es el año en el que no se informa de un accidente en una pirotécnica en cualquier país del mundo.
Sirva el ejemplo anterior para recordarle la importancia de contar, en caso de accidente laboral, con el apoyo de un profesional experimentado, que controle los plazos, que conozca los vericuetos de su trabajo y que le asegure en todo momento que su demanda, ya sea ante el Juzgado de lo social o por vía penal, sea exitosa y termine con el correspondiente cobro de la indemnización que le corresponde por la ley que le asiste. Lamentablemente, casos como el de Pirotecnia Zaragozana se repiten de forma diaria a mayor o a menor escala. He ahí el motivo por el que un abogado es el único profesional que puede facilitar la gestión de una indemnización justa, que sea la que marca la ley y, sobre todo, que no sea una especie de limosna por parte de su empresa que, además, intentará irse de rositas a pesar de ser responsable, de forma directa o indirecta, del accidente. La próxima vez que vea una noticia de un accidente laboral en el periódico o en televisión sabrá, si lee el resto de artículos de esta web, cuál es el proceso a seguir para que esos trabajadores primero reciban una indemnización y segundo para que esas empresas refuercen sus medidas de seguridad para evitar situaciones similares en el futuro.